"Que
el fin del mundo te pille bailando..."(Joaquín Sabina).
Bailar es recrear el espacio con el lenguaje del cuerpo. Es expresar tus sentimientos con tu propio ser; experimentar con tu cuerpo todo lo que el corazón te pide. |
*AFINANDO
LAS GUITARRAS.
Mis
primeros recuerdos de los bailes me remiten al bar “del
Guillermo de la Lola”,
en el Pilar. Allí, bajo el parral, bailaban los jóvenes de la época
al ritmo de la música emitida por el
“picú”.
También me vienen a la
memoria los bailes de ánimas que, por navidad, se organizaban en la
puerta de la iglesia.
Pero
– no os sorprendáis, amigos - el baile que mejor recuerdo en mi
niñez fue “el
baile del cortejo del pavo real”.
Y es que tuve la suerte de poder vivir mis primeros años en un
lugar paradisíaco, rodeado de gran variedad de plantas y animales:
la finca de D. Pepe (D. José Molina Mena). Disfruté de la belleza
que el medio me ofrecía y observé, con toda libertad, aquello que
despertaba la curiosidad de un niño; entre otras cosas: “Cómo
hacía la rueda” este
exótico animal.
Baile del cortejo del pavo real. Este animal ha sido una de las singularidades de Overa. |
También
la primavera altera la sangre de estas bellas aves; es la época de
deshojar la margarita y elegir la pareja. Cuando el macho advierte la
presencia de la pava, despliega todas sus dotes de seducción:
Henchido de orgullo por su belleza, comienza haciéndose el
interesante con unos suaves y chulescos movimientos, pavoneándose,
picoteando alguna semilla e invitándola a “tapear”.
Una vez que la distancia se reduce, eleva su larga y hermosa cola, la
abre espectacularmente en forma de abanico y se inicia la danza.
Retrocede, ”un
pasito palante, María/ un, dos, tres/ un pasito patrás”;
da lentas y delicadas vueltas hacia su posible compañera y después
gira en redondo para impresionarla. Al mismo tiempo va agitando las
alas, que hacen de castañuelas, para mantener su atención. Cuando
el galán cree haber cautivado el corazón de la dama, se queda
quieto mirándola fijamente, empieza a vibrar con fuerza las plumas
de la cola para afirmar su belleza y acabar de hipnotizarla . Una vez
que la hembra expresa “el
sí quiero”
concluye el baile nupcial y, como aquí no hay tiempo que perder,
rápidamente se pasa a la noche de bodas.
Quienes
afirman que el físico o el traje de los galanes no importan a la
hora de ligar, se equivocan estrepitosamente. Las damas se fijan
mucho en el color o la marca de la ropa. Roz Dakin, investigadora de
la Universidad de Queen (Canadá) afirma que “el
número de ocelos (ojos) del plumaje de la cola de los machos,
condiciona su éxito a la hora de conquistar a las hembras. Incluso
escogen una posición estratégica
frente
a la luz del sol para que sus colores destaquen más”. Cuantos
menos ojos exhibe el pretendiente, más probable es que sea
rechazado. Supongo que también influirá si es un buen “bailaor
o un patoso”.
Muchas
danzas folclóricas muestran pasos inspirados en el baile del
cortejo de este precioso animal; y es que las personas también
aprendemos de ellos o, como diría el cantante Roberto Carlos,
“queremos ser civilizados como los animales”.
El baile es inherente al ser
humano. Desde las épocas prehistóricas han existido danzas rituales
de tipo religioso o para fomentar la fertilidad, la caza,etc.
La cristianización asoció
de forma polémica y controvertida el baile, el cuerpo y el sexo. La
danza era la expresión de la lascivia, mientras que por otro lado,
la incorporó a algunas de sus manifestaciones religiosas.
Podemos decir también que
el baile surge como una necesidad de expresión, de comunicar
emociones y sentimientos a través del lenguaje corporal, de los
movimientos y los gestos; unas veces sensuales, otras eróticos o
pasionales. ¡Cuántas personas han declarado su amor mientras
bailaban una pieza con su pretendida! Hace unos días, un amigo de
Overa Viva agradecía a su padre que hubiera ido a la fiesta de
Palacés y que su madre hubiese aceptado bailar esa pieza que fue el
inicio de una relación amorosa, gracias a la cual él estaba en el
mundo.
Por tanto, baile y amor
también van unidos: Los novios abren el baile nupcial, en el que
ponen mucha ilusión, para ofrecerle a los invitados un momento único
y muy personal.
En definitiva, amigos, puede
afirmarse que la danza o el baile evoluciona con los tiempos pero es
algo que siempre está presente en la vida, es consustancial con la
naturaleza humana.
*SUENA LA MÚSICA: ¡QUE EMPIECE EL BAILE!
A nuestros abuelos y padres
también les gustaba el baile. Habían sufrido las calamidades de una
guerra y acabada ésta, las penurias y hambrunas consecuentes. Quizás
por ello necesitaban más, si cabe, la diversión. En la década de
los cuarenta, sólo en los días festivos, las mujeres y hombres de
Overa organizaban los bailes en las eras , en casas particulares y
en el bar, si lo había. Bailaban parrandas y malagueñas
principalmente, al son de instrumentos de cuerda, casi siempre,
guitarras, bandurrias o laúdes y tocados tanto por hombres como
mujeres; aunque éstas fueran minoría.
El
nombre de parranda viene del árabe y significa jolgorio. Es un baile
alegre, elegante y vistoso, muy popular en el sureste español.
Tiene su origen en las seguidillas y es una danza de ritmo ternario.
Consta de tres coplas y un estribillo, acabando con lo que llaman
retal o cadencia final. Las letras suelen ser graciosas, satíricas,
“picantes”,
etc. Para muestra, un botón: “A
mí me gustan las brevas/¡Vaya una tontería!/Las blancas las quiero
tiesas/ y las negras, retorcías”. O
esta otra: "Ayer
pasé por tu puerta/ y tu madre me dijo feo/ Otra vez que me lo diga/
saco la picha y la meo".
Baile de parrandas en la presentación de Overa Viva. |
Cuando las eras quedaban
despejadas de la parva, en las claras noches de verano, sin más luz
que el reflejo lunar, los mozos y las mozas – éstas siempre
acompañadas por algunas madres – formaban grandes corros con el
único asiento de las tablas de la boquera puestas entre dos sillas,
en el mejor de los casos.
En invierno, tocaba
refugiarse en alguna casa que tuviese alguna dependencia un poco
amplia, aunque también contaba tener hijas casaderas. A la luz de
candiles, quinqués o faroles danzaban nuestros ancestros; situados
en dos hileras enfrentadas, moviendo brazos y manos con la gracia
que saben hacerlo en nuestra tierra, hombres y mujeres intercambiaban
pasos y posiciones al ritmo de guitarras y castañuelas.
Para el relevo, no había
problema: las mujeres solían retirarse a la tercera copla y los
hombres se cedían el lugar a petición del interesado en bailar.
Por Navidad, se celebraban
los bailes de ánimas, en la plaza de la iglesia parroquial y en la
de la ermita de la Concepción. En esta última había gran afluencia
de gente de Palacés y del resto de Overa. Tal era su éxito que se
hacían por la mañana en dicho lugar y por la noche, en casas
particulares.
Dentro
del repertorio de la Cuadrilla de Ánimas estaban las parrandas y los
trovos o el arte de la improvisación. Eran bailes de puja, donde lo
mismo se ofrecía dinero para que un “bailaor”
entrara como para que se quitara. La recaudación era cuantiosa, pues
entre los mozos se producían ciertos “piques”
por bailar con las muchachas y hacían fuertes pujas.
El
único reactivo para animar al personal era el porrón de aguardiente
que debía circular sin muchas pausas. De lo contrario, se podía
provocar una trova como la que sigue: “Que
yo no canto más/porque me duelen los dientes/pues no veo pasar/el
porrón de aguardiente.”
Jóvenes paseando por el Puente de Hierro. |
Nuestros
padres continuaron la tradición, pero dieron un paso más. En el
barrio del Pilar, ya en los cincuenta y con electricidad, comenzó a
sonar el llamado “picú”
del
bar “del
Guillermo de la Lola”
(D.
Guillermo Fernández): “Hay
quien dice de Jaén que no es su tierra andaluza...”
Se
trataba de un altavoz atado a un palo del parral que había situado
en el solar contiguo al bar, conectado al tocadiscos. Canciones de
Antonio Molina... pasodobles, la
bamba, el chachachá, la pachanga...
Coplas diversas amenizaban las veladas de nuestro progenitores.
Por
entonces era costumbre que los jóvenes de Los Menas fueran de paseo
hasta el puente de hierro en Santa Bárbara, pasando - ¡cómo no! -
por el bar “del
Fuentes”
(D. Miguel Fuentes).
También
los de la Concepción se daban sus paseos: desde la Ermita hasta “el
paraor”,
unas veces; en otras ocasiones tomaban el camino de Palacés, con
cuyas gentes siempre ha habido una relación fraternal.
Los jóvenes intentaban
acercarse a las mozas que pretendían, ponerse a su lado para poder
hablar con ellas. Era costumbre que ellas fueran en filas, por lo que
las situadas en los extremos eran más asequibles; existía así una
posición táctica en función de qué galán se acercara al grupo;
si no interesaba, la chica se colocaba en el centro.
Igual
pasaba en los bailes: la silla situada al lado de la moza quedaba
vacía si ésta preveía el acercamiento de su “príncipe”.
De ello da fe un “cantaor
parrandero”:
“Como
tonto me senté/al lado de una bonita/saqué tabaco y fumé/y le
dije: - señorita/si usted quiere volveré”.
Avanzamos
un poco y la siguiente hornada podríamos calificarla como los
jóvenes Yé–Yés. La música yé–yé tuvo su origen en Francia y
supuso una novedad en muchos aspectos : mayoritariamente eran chicas
que se vieron reflejadas en cantantes tan jóvenes como ellas, con
canciones que trataban temas de la adolescencia (el primer amor...).
Vestían de forma provocativa para la estricta moral franquista y en
definitiva, querían vivir como decía la canción de Karina: “En
un mundo nuevo”.
Estos jóvenes hicieron la
transición de las parrandas (que, si las bailaron, fue sólo en los
bailes de ánimas) a los Beatles , que disfrutaron ya maduritos.
Todavía
bailaban canción española (pasodobles, Manolo Escobar, etc.), la
yenca,
la chica yé-yé
de Concha Velasco, el
Lalala
de Massiel, canciones del Dúo Dinámico...
Siguieron
yendo a la “Puerta
del Fuentes y al bar de Guillermo”
para volver con la luz de la Luna: a ver si podía caer alguna
caricia, algún “besico”...¡Dejemos
a la imaginación que complete el párrafo!
Pero
también hacían baile en el bar “del
Chaupi”
(D. Juan Parra), en el bar “del
Miguel el Granaero”
(D. Miguel Valera), en casas particulares :”Ca
la Francisca de Ruperta...Ca la chacha María”...Algunas
“púas
picantes”
les pusimos los de mi pandilla; y buenas pasadas de correr nos dieron
por las paleras cercanas...
Allí,
el baile suelto sólo lo bailaban las chicas; los muchachos mientras
observaban y decidían a qué par de doncellas se lo solicitarían.
Porque en esta época las parejas de mozas iniciaban el baile
“agarrao”
y tocaba a los mozos ir a “partir
la pareja o pedir baile”. El
par de demandantes se formaba en función del tilín
que le hicieran las chicas. Si aceptaban la petición, era buena
señal: podía ser “el
principio de una gran amistad”.
La negativa no era, forzosamente, un rechazo sino que podía ser un
pequeño ajuste de cuentas por una “mirada
a otra”
o simplemente para encelar más al pretendiente. Porque como dice
Joaquín Sabina “hay
mujeres que dicen que sí cuando dicen que no(...)/ hay mujeres que
empiezan la guerra firmando la paz” (…)
Claro
que con una sucesión de noes podías empezar a pensar en que “de
alguna manera tendré que olvidarte...”
En los setenta, los que
ahora rondamos los cincuenta y cinco (Pocos más o menos, ¡que entre
tantos no importa!), no bailamos parrandas – aunque nunca es tarde
– pero sí pasodobles, rumbas, el porompompero, etc, sobre todo en las fiestas de los pueblos.
En los primeros tiempos también pedíamos baile y partíamos las parejas, pero pronto desapareció esta práctica.
En los primeros tiempos también pedíamos baile y partíamos las parejas, pero pronto desapareció esta práctica.
Fuimos
los últimos en ir a la “puerta
del Fuentes con el cartucho de pipas de la Melchora”.
El
paseo fue sustituido por las reuniones en “los
Poyos de la Iglesia”.
¡Ay, amigos! Aunque los recuerdos suelen contarnos algunas mentiras,
“el viento me trae aromas de... noches de bohemia y de ilusión”.
Noches de guitarra y cante,
“ noche andaluza, de luna llena.../roce de sombras por la piel, ala
fugaz/noche de amor, noche de sur..”.
Y entre canción y canción, un trago; el surtidor estaba cerca: “El
Bar del Chaupi”.
Era el cuartel general,
donde se planificaban los asaltos a los panizos para asar panochas, a
los melonares o a los camiones de los placeros que los transportaban.
Los
veranos nos visitaban jóvenes de ciudad, españoles o de otros
países. Aunque los lugareños no estábamos en la luna, nos ponían
al tanto de los últimos avances en lo que toca al “tocar”...
Nosotros les mostrábamos el camino del pago o la “verea
de los álamos”:
“La
luna se levanta tiento a tiento (…)/ Quejío.../Alborea dentellada
de seda/ no niego que te he querío/ ¡Ay! Alameda, ¡ay! Alameda.”
Les
enseñábamos cómo se “desnuda”
y se asa una panocha. Y después del calor del fuego y los tragos de
anís dulce, tocaba una visita a la balsa de moda. ¡Buen sitio para
un intercambio de experiencias! Claro que no siempre el bañador
estaba a mano, por eso... “Si
supieras lo que veo desde aquí...entre tú y yo ha surgido un
resplandor”. La
verdad es que estábamos más pendientes de “nadar”
que
de guardar la ropa.
Bailamos
algunas navidades en Santa Bárbara, en el bar de Ana Josefa... o en
el bar “del
Miguel”.
Pero el bar de nuestros bailes fue el “de
la Julia”.
También
organizamos algunos en casas privadas: “Ca
Teresa la Tobala”...
y “Ca
la chacha María”,
por donde han pasado y aún pasan todas la generaciones.
Ahora
bien, dimos el paso de la “ruptura”,
barrimos algunas cosas del pasado para afirmar nuestro presente. Por
eso Los Sírex necesitaban tanto la escoba: “Si
yo tuviera una escoba...¡Cuántas cosas barrería!”.
Nuestra música fue el rock y el pop: The Beatles, The Rolling
Stones, Creedence Clearwater Revival...Los Brincos, Los Bravos...
Empezaron
las discotecas, el autoestop, los pelos por los hombros, largas
patillas, los pantalones de campana... las minifaldas, los
biquinis...en definitiva, la época hippie. El sueño del adolescente
era formar un
“Conjunto”
(Grupo musical) y tener todas las chicas a sus pies...
Un
acontecimiento característico de esta etapa fue la creación del
Club “La
Gatera”
en la casa de Mariquita (situada en el rincón que forman las casas
de D. Antonio Molina y D. Vicente Mena).
Paredes
forradas con papel de embalar, pintadas a “chufletones”
con una “máquina
de flix”
de matar moscas, una piel de culebra, la calavera de un burro con una
bombilla en cada ojo (roja y verde, intermitentes). Los jinetes del
Apocalipsis pintados por un incipiente artista; nuestro amigo, el
pintor y profesor, Diego Bonillo. En la chimenea, los retorcidos
palos de algarrobo con una luz roja, simulando el fuego de la lumbre
o de la adolescencia...
El tocadiscos del amigo Juan Parra, “El
Chaupi” hizo
girar los sencillos y LP de los grupos de moda, anteriormente
citados. Primero las “canciones
rápidas”
para calentar el ambiente y después, las lentas. La estancia en
penumbra, sólo alguna luz roja, como nuestro encendido corazón, las
canciones: ”Y
mis manos en tu cintura/pero mírame con dulzor/porque tendrás la
aventura/ de ser tú, mi mejor canción (...)” de
Adamo; “Samba
pa ti”
de Santana...”Noches
de blanco satén”
de The Moody Blues.
Guateque en casa de Inés Gómez. Para celebrar cualquier evento(Cumpleaños, santo, etc) era frecuente hacer baile en casas particulares e invitar a una cuerva. |
Dos novedades
características del momento: la penumbra y las dos manos en la
cintura de las muchachas (antes sólo una) , lo que hacía que se
redujera la distancia entre las personas que formaban la pareja de
baile. Se reducía tanto como la chica permitiera, porque a los mozos
no nos importaba que no corriera el aire por medio.
Como
diría la canción, “
lo nuestro acabó”
y los que nos pisaban los talones crearon otro Club en la casa de
“Juanica”,
ya desaparecida. Recuerdo los techos forrados con hueveras de
cartón...
Bailamos
en todas las discotecas de la zona pero también lo hicimos en El
Molino, El Dandy, El Sureste, el bar “del
Juanito”....y
ahora, seguimos dándole alegría a nuestro cuerpo en Mapetan Pub.
Y
como decía la canción de los Módulos, “Todo
tiene su fin”, “siento que ya llegó la hora”
de concluir porque el bailar también cansa y prefiero dar entrada a
otro “bailaor”.
¡Que siga la música!
Pero
antes de cerrar, quiero deciros que la juventud es una etapa
indefinida (habiendo jóvenes muy viejos y viejos bastante jóvenes)
y como no soy quién para conceder jovialidad ni decirle a nadie el
grupo en el que debe situarse, que cada cual se coloque donde más
cómodo se encuentre, que los años no hay quien los quite; y que
esperando vivirlos lo mejor posible, podamos decir:
-”¡QUE
NOS QUITEN LO BAILAO!”
Lo primero que quiero decir es GRACIAS. Tú sin pretenderlo has provocado en mi mente como la apertura de una ventana que ya tenía cerrada y casi olvidada en su totalidad, pues hay personas que tienen una memoria fotográfica como parece ser la tuya pero otros necesitamos de un estímulo exterior que nos lo haga evocar de nuevo.
ResponderEliminarMe has transportado de nuevo a la etapa más feliz de mi vida, que no es como la que le hemos legado a nuestros hijos. Nosotros gozábamos de la libertad, disfrutábamos de la compañía de nuestros amigos los buscábamos, no nos recluíamos en casa con el ordenador o con la consola de moda, nuestras diversiones eran jugar, correr, bañarnos, cuando van a experimentar nuestros hijos una satisfacción tan grande como cuando nosotros nos zambullíamos desde el depósito de agua de la balsa de los Molinas o cuando nos subíamos al trillo de Diego de la parda o al de Alonso el bandeso estas experiencias no las tienen ellos por muchos artilugios electrónicos que tengan
Vivíamos en un vergel, era la envidia de toda la comarca, los que vivíamos en Overa éramos unos privilegiados, el Overa que YO AMÉ era toda un jardín.
Por eso me despido dándote de nuevo las gracias por haberme hecho recordar una etapa de la vida que creía perdida y que ha aflorado con tanta fuerza y con tantos sentimientos encontrados de alegría y de nostalgia, por todo lo que hemos dejado atrás.
Luis, "el recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados" y "poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces".Tu comentario es muy emotivo y también me ha hecho revivir esos días felices de nuestra infancia.Gracias a ti, amigo.
EliminarLuis Miguel, tú fuiste el artífice del Club LA GATERA.Gracias a ti disfrutamos de este espacio de libertad y modernidad.
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