martes, 17 de enero de 2012

ALGUNAS TRADICIONES Y COSTUMBRES DE OVERA.Por Alonso Martos Sánchez.


*PARA VOSOTROS, JÓVENES.

Mejor dicho: para los más jóvenes. Porque tenéis que saber, amigos, que hubo un tiempo, no muy lejano, en el que no había ordenadores, ni videoconsolas, ni teléfonos móviles o fijos, ni televisión... ni discotecas, ni bares musicales...ni asfalto en las calles, ni alumbrado público...ni electricidad en las casas, el suelo de éstas era de yesones... ni cuarto de baño, ni agua corriente...Las mulas pasaban por el pasillo central de las casas para ir a las cuadras, las gallinas estaban sueltas durante el día...Puede decirse que personas y animales convivían en armonía...

Diego Díaz y su nieta Flor.En el Cerrico (La Concepción).

La primera muñeca de las niñas era su hermano/a pequeño al que tenían que cuidar mientras trabajaban sus padres, pero si tenían alguna era de trapo y fabricada por ellas; el primer coche de los niños era de palera, también hecho por ellos...

El fútbol casi no existía para ellos pues no tenían pelota; en todo caso podían hacer una de trapo. Pero también los trapos se aprovechaban para hacer jarapas ( de harapos) , para cambiarlos por quincalla o eran recogidos por el guiñapero. No les preocupaba ni el Madrid ni el Barça...¡Qué cosas...!; y podían vivir sin este deporte...

Niña echando de comer a las gallinas.
Principios del siglo XX.
 (Foto de D.Pedro Román Martínez)
Por las mañanas no tenían problema para elegir la ropa, pues sólo había un modelo que ponerse. Si iban a la escuela, era por la noche porque durante el día había que ayudar en las faenas de la casa o del campo. En pocos meses aprendían a leer, escribir y las llamadas cuatro reglas : sumar, restar, multiplicar y dividir. El medio natural lo conocían perfectamente porque estaban todo el día en él...La educación la recibían en casa. Pocas normas y muy claritas, que podrían resumirse en una: - “que nunca me den una queja de ti”.
En esa época el tiempo de ocio y diversión era muy limitado: casi siempre había algo que hacer...Como hoy, la gente tenía sus problemas, pero también se divertía y era feliz a su manera. Ahora bien, las diferentes formas de diversión eran muy distintas a las actuales. Algunas de las cosas que hacía la gente de aquella época, hoy nos pueden parecer auténticas barbaridades, pero estaban aceptadas socialmente y cada costumbre hay que situarla en su contexto. ¿Acaso veríamos bien hoy que alumnos y profesores fumaran en la misma clase? Pues ocurría hace treinta años.

Por ello amigos, quiero describiros algunas tradiciones y costumbres de nuestra tierra, algunas desaparecidas por la lógica del devenir, otras en “peligro de extinción” y las más afortunadas que aún sobreviven. Algunas merecerían ser revividas, mientras que otras bien sepultadas están. Veamos.



*LAS PÚAS PICANTES.
 
Ristra de pimientos picantes.

Asociado a los bailes y las matanzas estaba la costumbre/jugarreta de poner púas picantes. Se trataba de mezclar en un recipiente metálico (lata,cubo...) bastantes brasas con semillas de guindilla picante seca. A esto se le añadía un poco de boñiga de burra (excrementos de este animal), lo cual dificultaba la combustión y provocaba una fuerte humareda. Era entonces cuando lo introducíamos en la casa donde se celebraba el evento: por la puerta, si era posible, por una ventana...por la chimenea. La cuestión era colocarlo lo más escondido posible a fin de que tardaran tiempo en detectarlo. Si podíamos, atábamos las puerta por fuera dificultando cuanto podíamos la salida de la casa. Cuanta menos ventilación, mejor. La inhalación de este humo producía picor de garganta , tos, “peos” (pedos). Era normal que los burlados persiguieran a los “gamberretes” y ... ahora corre, ahora escóndete por las paleras o naranjos... silbidos, risas...Así pasábamos el rato.


*ECHAR LOS AÑOS.

Durante la Navidad se solían organizar bailes y en Noche Vieja era costumbre “echar los años”. Se trata de apuntar en papeles los nombres de las chicas y meterlos en una bolsa; los nombres de los chicos en otra y una tercera con los adagios (Frases breves, normalmente pareados, con contenidos satíricos o picantes), que los mozos escribían a las mozas.

Los muchachos y muchachas se sentaban formando un corro; se extraía un papel con el nombre de una chica y otro con el nombre de un chico y se emparejaban. A éstos les correspondía un adagio del tipo : “Ni que tires por aquí, ni que tires por allí / tu chirrín será para mí”.

Según el adagio, el carácter de la señorita, etc, su reacción podía ser de enfado, alegría, sofoco...

Probablemente, el origen de esta costumbre hay que situarlo en la celebración por parte de los romanos de las fiestas Saturnales y Lupercales, antes de nuestra era. Uno de los ritos más esperados consistía en meter en una caja ciertas prendas con los nombres de las adolescentes. Por turnos , cada muchacho metía la mano en dicha caja y sacaba la que sería su compañera de diversión durante todo el año. Con el paso de los siglos, el cristianismo intentó “civilizar” esta fiesta naciendo así, el día de los enamorados: San Valentín.

Esta costumbre desapareció en la segunda mitad del pasado siglo.
 
*LA NOCHE DE LOS TIESTOS:

La palabra tiesto viene del latín testu/testum, vasija de barro. Esta era el arma utilizada para nuestras fechorías.

La noche anterior al miércoles de ceniza o cuando se hacía la matanza del cerdo, la pandilla de jóvenes quedábamos para tirar los tiestos. Pertrechados con macetas rotas, cántaros viejos, tejas, etc, nos dirigíamos a las casas que habíamos elegido para nuestra travesura. Solían ser aquellas cuyos dueños reaccionaban con rabia y nos perseguían en la huida.
Cántaro.A veces se llenaba de ceniza.
La mayoría de las casas tenía una puerta de dos hojas; llegábamos con el mayor sigilo, empujábamos la media hoja y...”¡el tiestazo!”. Si estaba cerrada tocábamos y cuando abrían ¡Cataplón, el barro cocido crujía a sus pies! En ocasiones, para mayor fastidio de la víctima, el recipiente estaba lleno de ceniza. Ahora tocaba correr a todo tren y esconderse en las paleras o naranjos, para no ser cazados por el burlado.

No tengo documentado el origen de esta costumbre. Es sabido que en la matanza del cerdo suelen participar los vecinos, ayudando en los quehaceresde la misma. También son invitados a comer las morcillas o las famosas migas de matanza. Podría ser que los no invitados “pagaran con esta trastada” su exclusión del evento.

Asociada a esta actividad estaba la trastada de quitarle un trozo a los lomos del cerdo que estaba colgado a la entrada de las casas para que las carnes se enfriasen. Para mayor refrigeración la puerta permanecía abierta hasta bien entrada la noche y por ahí venía el peligro. A veces le colgaban un cencerro al cerdo que servía como alarma.

También es posible que el origen de dicha tradición esté ligada a las celebraciones que rondan al equinoccio de invierno, a las transgresiones del carnaval, a “quemar los últimos cartuchos” y aprovechar los últimos momentos de permisividad antes de las restricciones cuaresmales que se inician el miércoles de ceniza...

Esta tradición hace años que desapareció, entre otras razones porque se romperían las losas de las casas donde se tirara el tiesto y no sería aceptado actualmente.

*LA CENCERRADA:

Cencerros.
Cuando un viudo/a se volvía a casar, en la noche de bodas se le daba la cencerrada. Los vecinos del lugar se dirigían a la casa de la víctima portando cencerros, caracolas, latas, cacerolas, sartenes, almireces...(cualquier objeto que pudiera hacer ruido) y los hacían sonar formando el mayor estruendo posible. Al mismo tiempo recitaban “pregones burlescos”, caricaturizando a las personas que se casaban, del tipo: “¡Atención, atención, se nos casa el gabinete de información!” Refiriéndose a que la viuda que se casaba era una alcahueta.Se trataba pues, de resaltar los pecadillos y defectos de los contrayentes. Por ello los viudos/as se casaban en secreto, aunque rara vez podían evitar que le dieran la cencerrada.

El antropólogo Julio Caro Baroja en “Vida y muerte de la cencerrada en España” recoge la descripción de esta costumbre hecha en el Diccionario de Ayala (1693), situando su origen en el Reino de Valencia aunque también se usaba en Francia con el nombre de charivari.
En nuestra literatura aparecen cencerradas en El Quijote, en Platero y Yo o en Juanita la Larga.
 
Vida y muerte de la cencerrada en España.(Historia 16).
Desde antiguo, esta costumbre era concebida por las autoridades como una alteración del orden público y fueron prohibidas ya en tiempos de Carlos II (Siglo XVII), bajo pena de cuatro años de presidio y multa de cien ducados.

A pesar de las sucesivas prohibiciones las cencerradas siguieron celebrándose hasta la segunda mitad del pasado siglo, entre otras razones porque eran toleradas por las autoridades civiles y religiosas. La moral cristiana, en su forma rigorista, las aceptaba pues no veía con buenos ojos las segundas nupcias o los matrimonios con demasiada desigualdad en las edades de los contrayentes.

*EL AGAREJO:

La palabra agarejo no está en el diccionario porque es una palabra compuesta ,de origen semítico, que significa “hijo de Agar”.

Agar era la concubina de Abraham, y por tanto, para la moral de la época, una puta. Los niños de mi generación cuando le queríamos hacer una gamberrada a otro, le hacíamos el agarejo. Consistía en tumbar al niño en el suelo, bajarle los pantalones y escupirle y echarle un puñado de tierra en los genitales.
La expulsión de los judíos.
El origen se remonta al siglo XV, con la expulsión de los judíos ordenada por los Reyes Católicos. La medida fue considerada en Europa como un signo de modernidad, e incluso hubo una felicitación de la Universidad de la Sorbona. Los que no quisieron abandonar su tierra y sus bienes, se convirtieron al catolicismo. Pero en la sociedad de la época se dudaba de la autenticidad de esas conversiones. Pensaban que muchas de ellas habían sido por conveniencia y que en privado seguían los preceptos del judaísmo.

Pues bien, cuando se dudaba de la conversión real de un judío al catolicismo, le miraban los genitales para ver si estaba circuncidado. En caso afirmativo, le hacían lo anteriormente descrito y le llamaban “Agar ejo” (hijo de puta). Evidentemente, nosotros desconocíamos la significación del agarejo y no hay que decir que hoy sería inaceptable tal práctica.


*LAS CARRERAS DE CINTAS:



Se suelen celebrar durante las fiestas patronales y consiste en atar un alambre a dos palos en el que se introducen unos carretes con cintas de colores, bordadas por las mozas del pueblo, y se deja colgando la pequeña anilla por la que los jinetes habrán de introducir un punzón.
Carrera de cintas a caballo.

Los hombres que desean participar son inscritos para el torneo por la comisión de fiestas.

Los caballistas inician la carrera al galope, de pie sobre los estribos, para lograr la altura del mencionado alambre. Intentan introducir el punzón por la anilla de la cinta para llevársela y, si lo consiguen, la dama correspondiente le impondrá dicha cinta, colocándola en bandolera y premiando al mozo con un beso o dándole la mano. Después, los participantes se pasean por el real de la fiesta exhibiendo sus trofeos.

Suele ser frecuente que más de un participante tenga interés en conseguir la misma cinta , por lo que hay un cierto pique entre ellos. En cualquier caso, ganará el que más cintas consiga.


Carrera de cintas en bicicleta (Años 60).
En el pasado siglo, estas carreras también se hacían en bicicleta o en moto, pero en los últimos años han vuelto a su forma tradicional celebrándolas con caballos.

El origen de esta celebración hay que situarlo en la época medieval. Cuando los caballeros no estaban guerreando se dedicaban a la caza u organizaban torneos para entrenarse y divertirse, a los que también asistían los villanos. Uno de estos torneos era el “Fuego del Aro” que consistía en introducir la punta de la lanza en uno de los aros metálicos que colgaban de una cinta, atada por el otro extremo por un falso nudo para que se soltara con facilidad.

Los caballeros participantes elegían una dama a la que dedicaban sus triunfos. Si ésta aceptaba, anudaba un pañuelo con los colores distintivos del caballero.
 
*EL DÍA DE LAS MERIENDAS.



El Domingo de Resurrección es costumbre que las familias y pandillas de amigos vayamos a comer al río o sus proximidades, especialmente al lugar donde estaba el puente de hierro en Santa Bárbara. Hace unos años había varios nacimientos de agua en la zona: “el cañico”, “las peñicas”, la fuente del moro... y se podía disfrutar del fluir de la fuente de la vida; aunque de todas formas, con agua o sin ella, sigue siendo el lugar elegido por excelencia.
 
Ocurre, a veces, que algunas personas se van a dormir la noche anterior, para que no les quiten el lugar .
Meriendas,2012.Foto:Ana M. García.
La fritada de carne (conejo o pollo), la tortilla de patatas, una paella...Pero lo más característico de la comida de las meriendas es el hornazo (Bollo de pan de aceite, con un huevo cocido en el centro, sujeto por dos tiras cruzadas de la misma masa).En otros lugares es preceptivo que los padrinos regalen el hornazo a su ahijado.
Meriendas en la década de los cincuenta.
La jornada acaba con la merienda (de ahí el nombre) , en muchas ocasiones, ya oscurecido el día.

El origen de esta costumbre hay que situarla en el conjunto de fiestas y celebraciones relacionadas con la llegada de la primavera, tanto desde el punto de vista pagano como religioso. Es la estación de la floración y de la fecundación, del despertar y el resurgir ...”la primavera la sangre altera”.La noche anterior los mozos han colocado el álamo a su pretendida (álamo:”te amo”).

La Resurrección de Cristo, desde el punto de vista religioso, es el acontecimiento central del Cristianismo.

Pero, una vez más, la fiesta hay que enmarcarla dentro del enfrentamiento entre el disfrute de los placeres mundanos, por un lado y el ayuno y la abstinencia, por otro.
Meriendas en el puente
 de hierro.
(Santa Bárbara,años 50)
El Arcipreste de Hita (Siglo XIV) lo explica de forma didáctica en una simpática alegoría: La batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma. De tal forma que, después de estar cuarenta días prisionero de Doña Cuaresma, Don Carnal se escapa el Domingo de Ramos y reuniendo a sus huestes, huye en dirección a Jerusalén; ciudad a la que entra en un carro musical, acompañado de don Amor, de don Almuerzo y de doña Merienda.

El Domingo de Resurrección, familias y amigos respirarán un nuevo aire: el aire primaveral.

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