Barriada de Santa Bárbara, cuna y origen histórico de Overa. Foto: J. Pardo |
Mis mayores cuentan con emoción como preparaban y adornaban
la barriada, reuniéndose por las tardes en la iglesia, después de cada dura
jornada, cuando la unión entre los vecinos era una noble costumbre que hoy en
día se pierde. Se encargaban de organizarlas cada año dos personas mayores, "los mayordomos",
a los que se les respetaba en sus decisiones. Se tejían guirnaldas y bolas con
papel de Manila de colores, los cuales se pegaban con agua y harina, fabricaban
arcos con cañas del río y baladre, se ponía un arco a la entrada de la barriada
y otro al empezar el camino de la iglesia, nuestra iglesia, la que tanto nos
habla de la historia de Overa. Se juntaban una cuadrilla que tocaban el laúd,
la bandurria, la guitarra, la pandereta, las castañuelas y hasta hace poco, mi
tío tocaba la caña cortada, recuerdo cuando nos deleitaba con sus trovos... ¡ Qué
pena que estas tradiciones se pierdan...!
Las fiestas se hacían la segunda quincena de septiembre por tres motivos, el primero
porque en esta fecha fue cuando se trajo la nueva imagen, la compró la familia
Rubio, pues la antigua fue quemada antes de la guerra civil. El segundo motivo
es por respetar que la fiesta de la Santa en el Río era el primer fin de semana
de septiembre, y la tercera es porque en septiembre hacía mejor tiempo que en
diciembre.
Con la venida de la nueva imagen de Santa
Bárbara, nos cuenta María, se le hizo una hornacina en el altar, pues la
antigua imagen estaba en el lado izquierdo de la iglesia, y cuenta que había en
el altar mayor un enorme cuadro donde se contaba con ilustraciones la vida de Santa
Bárbara. Mi tía Ana María, que es una de las mayores de edad, recuerda que la
iglesia estaba pintada de blanco, y que en esta fecha de la venida de la nueva
imagen se pintó de color gris, simulando bloques y en las columnas de color
naranja. También se hicieron dos pilares que aguantaban la parte trasera de la
iglesia. Diferentes obras que a lo largo de los años, los vecinos hemos
ido haciendo con el noble fin de reparar y conservar esta "vieja"
iglesia... Siempre gracias a las donaciones de nuestros amigos y vecinos. Por
eso llegó el turno de restaurar nuestra imagen, de la cual pudimos descubrir
que está hecha de pasta de resina y es de la escuela valenciana, por la fecha
en la que se compró y por la forma de las vestimentas. Es una bella imagen de
la que añoran la visita a sus casas los amigos y vecinos de las barriadas de
Overa, bellos recuerdos me vienen cuando la llevábamos en procesión y recorría
sus calles.
En el año 1973 se obró el techo de cielo raso, estando don Bernardo de párroco, pues la iglesia de Santa Bárbara ya se estaba abriendo por los lados, por eso con el techo raso se intentó reforzar la estructura de las paredes y para la inclinación de un lateral de la iglesia. Llegó los años 80 y sobre todo a los finales de esta época, el pilar que sostenía el coro se quebró y peligraba su inminente derrumbe, la puerta del lateral de la iglesia se llenó de carcoma, se despegó de un lado de la pared, llegando a no poder cerrarse, los vecinos junto don José Luis, cura de ese momento, vimos conveniente hacer unas obras para subsanar estos peligros, y que conste siempre lo hemos hecho con toda la buena intención y desde el desconocimiento del daño que se le podía hacer.
Así empezamos a recaudar dinero recuperando nuestras queridas fiestas, al frente un grupo de jóvenes con nuevas ideas y ganas de trabajar y divertirse a la vez, siempre recaudando fondos para restaurar la iglesia, años felices los 90, hermosas y modernas fiestas que quedan reflejadas en los libros, de los cuales veo con nostalgia como los bares y comercios de nuestra tierra colaboraban, siempre gracias. Trofeos, de los que cuales algunos engalanan el altar de nuestra santa, torneos de petanca, regalos de radio-cassetes, carreras de bicicletas, bailes regionales, grandes orquestas, juegos artificiales en la puerta de la iglesia que iluminaba el solemne edificio y el río Almanzora, o cuando se hizo en la era e iluminaba el castillo, calles y rincones de Santa Bárbara llena del bullicio de las gentes, parejas que surgieron de estas fiestas, cansancio y diversión, satisfacción de las cosas
bien hechas, en fin, fiestas y costumbres, tradiciones que no se deben perder, por todo ello, un homenaje a Overa y a las gentes de sus barrios, que todos estos años nos han demostrado su solidaridad y cariño a esta humilde barriada de Santa Bárbara, gracias en nombre de mis vecinos y en el mío propio.
De gran fama eran las fiesta de Santa
Bárbara, cuenta Diego que venían grandes grupos de personas de los Oribes y de
la Santa, de todos los barrios de Overa, pues no dejan de recordarlo cada vez
que nos ven, tanto los de mi edad y los mayores; y hace unos años tuve la grata
satisfacción cuando unos abuelos del centro de mayores me relataron como iban a
las fiesta de mi barriada a "rondar" las mozas, y lo mas gracioso,
descubrir que uno de ellos "rondó" a mi tía. También me contaron
entre risas como disfrutaban de los puestos de dulces y de los pasodobles que
tocaba la banda, pues era el momento en el que se podían acercar a las mozas y
bailar y hablar con ellas. Mi madre cuenta que era la banda de música de Vera,
que venía por la mañana, se encargaba de darle el desayuno uno de los
mayordomos, en la casa de éste, después iban al barrio del Pilar en procesión
con la santa y tocando la música, hasta la misa, después se les daba,
normalmente una buena cazuela de arroz recuerda mi madre en su casa, y como
anécdota, el grupo de la banda se iba a dormir la siesta debajo del algarrobo
que había junto al puente. Luego sobre las 5 de la tarde volvían para tocar
durante toda la noche.
Lo que más nos une a Overa son sus
fiestas( en las alegrías), y en los entierros( en las penas), , por los
avatares de la vida se dejó de hacer las fiestas en Santa Bárbara, la primera
vez que se intentó parar la fiesta fue en septiembre de 1964, esto me lo han
relatado con delicadeza y respeto mis mayores, episodios que no quieren
recordar, pues yo si recuerdo como había un conjunto con batería y guitarras en
la cochera de un vecino, al resguardo del tiempo, y como un vecino mayor
hablaba con la pareja de guardias civiles, y con que lagrimas mis vecinos
lloraban al no poder hace la fiesta. Así pasaron los años, de los que nos
quedan hermosos recuerdos, que demuestran lo genuinos y auténticos que somos
los de Santa Bárbara, de nobleza y " buena gente"nos llaman los
amigos y vecinos de las demás barriadas, pues vaya este homenaje para ellos con
este relato: -recuerdo como don Bernardo llegaba a la placeta de Santa Bárbara,
unas veces pitaba y otra los esperábamos los críos, nos agarrábamos a la parte
trasera de su citróen y lo empujábamos al subir la cuesta, con las risas de son
Bernardo y el chillerío de los críos; una imagen entrañable de un hombre
solemne y serio que de espaldas al público elevaba los brazos en el altar y
luego lo veía sonreir y gastar bromas con los hombres jugando al dominó y a las
cartas en nuestro querido bar, la casa de Ana Josefa, buenos ratos que echaba
después de misa.
Caña para marcar el compás en los bailes. |
En el año 1973 se obró el techo de cielo raso, estando don Bernardo de párroco, pues la iglesia de Santa Bárbara ya se estaba abriendo por los lados, por eso con el techo raso se intentó reforzar la estructura de las paredes y para la inclinación de un lateral de la iglesia. Llegó los años 80 y sobre todo a los finales de esta época, el pilar que sostenía el coro se quebró y peligraba su inminente derrumbe, la puerta del lateral de la iglesia se llenó de carcoma, se despegó de un lado de la pared, llegando a no poder cerrarse, los vecinos junto don José Luis, cura de ese momento, vimos conveniente hacer unas obras para subsanar estos peligros, y que conste siempre lo hemos hecho con toda la buena intención y desde el desconocimiento del daño que se le podía hacer.
Así empezamos a recaudar dinero recuperando nuestras queridas fiestas, al frente un grupo de jóvenes con nuevas ideas y ganas de trabajar y divertirse a la vez, siempre recaudando fondos para restaurar la iglesia, años felices los 90, hermosas y modernas fiestas que quedan reflejadas en los libros, de los cuales veo con nostalgia como los bares y comercios de nuestra tierra colaboraban, siempre gracias. Trofeos, de los que cuales algunos engalanan el altar de nuestra santa, torneos de petanca, regalos de radio-cassetes, carreras de bicicletas, bailes regionales, grandes orquestas, juegos artificiales en la puerta de la iglesia que iluminaba el solemne edificio y el río Almanzora, o cuando se hizo en la era e iluminaba el castillo, calles y rincones de Santa Bárbara llena del bullicio de las gentes, parejas que surgieron de estas fiestas, cansancio y diversión, satisfacción de las cosas
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