INTRODUCCIÓN
En Palacés, los primeros asentamientos humanos, según las
excavaciones y estudios de los Siret así como de su divulgación y ampliación
por parte del profesor García Gallego en su Historia
de Zurgena, se remontan al Periodo Neolítico. Yo no voy a ir tan lejos en el tiempo, pero os voy a relatar
algunos aspectos de nuestra barriada, y sobre todo, lo que he ido averiguando
sobre nuestra vieja almazara.
GRAN ORZA PARA ACUMULAR EL ACEITE. ALMAZARA BONILLO, PALACÉS. |
Los sistemas de regadío ideados por los árabes durante la
dominación musulmana, (siglos VIII al XV), pusieron los cimientos para que
Palacés se convirtiera, en siglos posteriores, en una sociedad capaz de
organizarse, autoabastecerse y satisfacer sus propias necesidades. Esta
sociedad autárquica se debe a dos importantes factores:
Primero: La riqueza agrícola de su pago, regado por la cimbra
y por las avenidas del rio Almanzora. Éstas, canalizadas por la boquera, lo
fertilizaban con los limos que traían en suspensión, a la vez que evitaban con
el lavado de la tierra la salinización de la misma. En él se producían
verduras, hortalizas, frutas y cereales.
Por encima del nivel de irrigación de la cimbra, un segundo
pago, el de tahúllas, con el agua captada en la superficie del rio, en una zona
del mismo más alta que la cimbra. En estos terrenos se plantaban olivos,
almendros y frutales y en buenos años hortalizas.
PALACES ES UNA POBLACIÓN QUE COMPARTE CON OVERA MUCHAS TRADICIONES Y COSTUMBRES. |
En las tierras de secano había higueras, olivos centenarios
y almendros; además se sembraba cebada y garbanzos en años lluviosos.
Segundo: Importantes instalaciones e infraestructuras, de las que conocemos una almazara, dos molinos harineros de
cubo, varias tejeras y un buen número de caleras, hornos de yeso, eras de
trillar y hornos de pan.
Existen suficientes indicios arqueológicos para considerar
que Palacés fue una villa romana en los primeros siglos de nuestra era. A mí,
me gusta pensar que éste es el origen de nuestro viejo molino de aceite del que
ya queda poco más que ruinas. A partir
de éstas, intentaré reconstruir algo de su pasado e, inevitablemente, algunos
de mis recuerdos ligados a esta vieja
instalación.
LOS CORREOS ES UNA CORTIJADA ENCIMA DE UNA LOMA, ATAYA DE PALACÉS. |
UBICACIÓN
El edificio, de una sola planta, está situado en Los
Correos, adosado a la casa de Mari Carmen García (antiguamente le de Pedro
García Bonillo) y separada por El Callejón de la casa de Agustín Bonillo Pérez,
(mi padre).
La ubicación no es casual, ya que se encuentra próximo a la
acequia de la cimbra, de la que se recogía el agua necesaria para el proceso de
obtención del aceite, así como para la limpieza del recinto y aperos.
Sus dueños a finales del siglo XIX y principios del XX eran
los hermanos Pedro, Agustín (mi bisabuelo), Ana, Flor y Francisca Bonillo
Rodríguez.
En las primeras décadas del siglo pasado, la almazara era
un condominio de seis partes de los
herederos de la familia Bonillo arriba mencionada. La distribución de
titularidad era la siguiente:
-Pedro
Bonillo Domínguez, heredero de Pedro Bonillo Rodríguez - Dos partes.
-Agustín
(mi abuelo), Antonio y Ana María Bonillo
Giménez, herederos de Agustín Bonillo
Rodríguez - Una parte.
-Pedro
García Bonillo, heredero de Ana Bonillo Rodríguez - Una parte.
-Juan
Sola Bonillo, heredero de Flor Bonillo
Rodríguez - Una parte.
-Juan
Perales García, heredero de Francisca Bonillo Rodríguez - Una parte.
En 1959, mi abuela Ángeles Pérez Gómez, viuda de Agustín
Bonillo Giménez, la compró al resto de herederos por la cantidad de 4.500 pesetas.
Fue propiedad de mi padre, Agustín Bonillo Pérez y en la actualidad lo es de
sus cuatro hijas entre las que me cuento.
DECADENCIA
El alto número de propietarios y la pequeña producción de
la zona, fueron las causas de la escasa rentabilidad que propició su desuso
entre 1920 y 1930.
LA ALMAZARA DE PALACÉS CUENTA EN UNO DE SUS MUROS CON UNA MURALLA IMPRESIONANTE |
EL EDIFICIO
Para la construcción se utilizaron muros de mampostería
ordinaria con mortero de cal y revestidos con el mismo material, las trojes con
una base variable, entre 0,5 m 2 y 1,5m2 y una altura media de 0,8 m se
realizaron con la misma técnica.
El tejado es de colañas de madera y cañizo con alcatifa de
arcilla y paja y cubierta con teja árabe.
El recinto de 200 m2 construidos se distribuye
de la siguiente manera:
a)
Entrada cubierta
de 37 m2 rodeada de trojes para el almacenamiento de la
aceituna.
b)
Patio con una zona porticada con trojes de 42 m2.
c)
Cuadra de 14 m2 en la pared noreste.
d)
La prensa
y el hogar para calentar el agua de la caldera se encuentran en la pared
noroeste
e)
Dependencia
en la pared suroeste en la que se encuentra una orza para almacenamiento de
aceite, de 300 arrobas de capacidad y donde debía haber tinajas más pequeñas y
recipientes medidores de diferentes cabidas.
En varias paredes se observan hornacinas, se supone que
para colocar útiles de molienda.
f)
Patio de elaboración con una superficie de 46
m2, donde se encuentra el mecanismo de molturación.
ESTE HUECO EN EL GRUESO MURO ALBERGABA UNA DE LAS DOS PRENSAS. |
MECANISMO DE MOLTURACIÓN
El mecanismo de molturación de la almazara de Palacés es un
molino de rulo, también llamado de empiedro cónico, que se empezó a usar en
España a finales del siglo XVIII en sustitución del molino romano de piedra cilíndrica.
UNO DE LOS HUECOS DEL TORNILLO QUE REALIZABA LA PRENSA DE LA ACEITUNA |
Consta este empiedro Cónico de la solera y un rulo.
La solera es una
base circular de conglomerado granítico con una zona de molturación llamada alfarje y un canal perimetral donde
se recogía la pasta húmeda de aceitunas trituradas. Esta base mide 2,3m de
diámetro y en el centro de la misma, se alojaba un eje metálico, alrededor del
cual giraba el rulo.
El rulo troncocónico rotatorio, del mismo material que la
base, de 0.85m de arista y 0.70 m de diámetro exterior, tenía un eje central articulado
al de la base que acababa en un arnés metálico con un enganche para un mulo o
una burra.
La novedad de este molino frente al romano consistía en
sustituir las piedras cilíndricas por las
troncocónicas. Al coincidir el desarrollo de la superficie del cono
exactamente con la del sector del círculo recorrido de la solera, permitía un
mayor efecto de trituración y una menor resistencia pasiva del mecanismo.
EL RULO CÓNICO PARA MOTURAR LA ACEITUNA |
MOLIENDA
La aceituna acumulada en las trojes se situaba sobre el alfarje normalmente mediante una tolva adosada al eje central de la
solera. Ésta era triturada por el rulo, accionado por la fuerza de tracción de
un animal de tiro que giraba alrededor
de la base a modo de noria.
La fuerza centrífuga
de la piedra al girar iba desplazando la mezcla de olivas molidas, sin romper
el hueso para que el aceite no amargara, hacia el canal circular, de donde se
recogía para su transporte a la prensa.
OBTENCIÓN DEL ACEITE
La masa de aceitunas se trasladaba del canal circular a seras
de pleita de esparto. Éstas tenían un agujero central y, colocadas unas sobre
otras, se situaban en una prensa de madera
con un tornillo sin fin del
mismo material, accionada manualmente. Al presionar la masa, se obtenía el
aceite de mayor calidad, y una segunda prensada, esponjada con agua caliente,
proporcionaba otro de calidad inferior.
Mediante canalillos situados al pie de la prensa se llevaban todos los fluidos obtenidos hacia
diferentes tinajas soterradas en las que se producía la decantación natural de
alpechines y aceite.
Los alpechines se
vertían en un estanque situado fuera del edificio denominado balsa de turbios. Los residuos sólidos, la sipia u orujo, se entregaban al cliente
juntamente con el aceite obtenido, a excepción de un porcentaje llamado maquila,
que era el precio a pagar por los servicios de atroje y molienda.
El aceite de la
maquila se almacenaba en una enorme tinaja de barro y era la ganancia de los almazareros.
MIS RECUERDOS
Buena parte de mis recuerdos infantiles están ligados a la
almazara. Con sus recovecos y sus trojes era el sitio ideal para jugar con mis
hermanas, primos y vecinas a las casicas, el escondite y a las batallas, pero el mejor y más divertido de
todos era la guerra sin fin que librábamos contra mi tío Baltasar un verano
tras otro. Consistía en atrancar la puerta vieja y llena de agujeros con
cerradura, palotes y enseres y, a continuación, nos escondíamos por todo el
recinto. Mi tío con la pericia de un ¨caco¨, quitaba las dos vueltas de llave,
neutralizaba pestillos, despejaba la entrada y después, con una gran
cantimplora de agua, nos perseguía y nos mojaba sin piedad y por igual a
grandes y chicos mientras huíamos despavoridos por todos lados.
VISTA INTERIOR DE LA ALMAZARA |
El último habitante
de la almazara, en los setenta, fue ¨el Falconeti¨, un pájaro de perdiz tuerto
y alicorto, a medias de mi padre y de mi tío, y que a pesar de su aspecto poco
gallardo, era de tal bravura cantando que, cuando lo llevaban de caza, no había
congénere que se le resistiera.
En la actualidad, las viejas piedras de nuestro molino de
aceite, cada vez con menos memoria debido al deterioro del desuso, siguen dando
testimonio de tiempos pasados, que si no mejores, lo fueron de mayor actividad
y permitieron a los habitantes de Palacés enfrentarse a su futuro con
inteligencia, valor e independencia y, en definitiva, a SER DUEÑOS DE SU
HISTORIA
TROJES PARA ALMACENAR LA ACEITUNA. |
Notas.
Esta narración ha sido posible, además de por mi
familiaridad con la almazara y su entorno, gracias al recuerdo de los relatos
de mi abuela Ángeles, de mi padre y de mis tíos, así como a las aportaciones de
parientes y amigos. Para todos ellos mi gratitud y cariño.
Para comprender el funcionamiento de un molino de rulo me
ha sido gran utilidad la Edición digital del ¨Instituto de Estudios
Almerienses¨, dedicado a la Almazara de Bayarque.
LA AUTORA EN LA ALMAZARA |
Jerónima Bonillo Díaz. Los Correos. Palacés.
GALERÍA DE DOCUMETOS Y FOTOS
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