viernes, 17 de agosto de 2018

Pregón Fiestas de Overa 2018 por Domingo Rojas "Chomo"



Este sentir de Overa Queridos paisanos y amigos de Overa, bienvenidos un año más a las fiestas de la Virgen de la Soledad, este año me ha tocado a mí dar el pistoletazo de salida, espero estar a la altura de la gran “faena” que se me ha encomendado. Para mí, la Virgen de la Soledad nos representa, nos guía y nos hace ser mejores personas,aunque a veces nos equivocamos. Ella misericordiosa y divina, está ahí cuando nos sentimos vacíos, cuando nos sentimos solos y eso nos une a todos nosotros paisanos de Overa. Overa es un lugar maravilloso, por este paraje han pasado cientos de generaciones, quizás miles, quien sabe… Sé que Íberos, Fenicios, Musulmanes y nosotros Cristianos hemos sentido estas tierras, hemos respirado este aire y hemos observado este cielo de Overa, en definitiva nuestros antepasados y nosotros hemos sentido Overa, este sentir de Overa! Somos el producto de nuestro pasado, somos presente y algún día seremos historia, por este motivo tenemos que intentar dejar el mejor legado posible a nuestras generaciones venideras. Mi infancia en esta tierra ha sido increíble, llena de libertad, familia y amigos, amigos con los que he crecido y sigo creciendo.Tengo millones de recuerdos de mi niñez, recuerdo cuando esto era un vergel y nos bañábamos en las balsas, el río y las acequias, también recuerdo cuando bajábamos en canoa río abajo en calzoncillos, mis amigos Cisqui, Mariano, Boni y yo, y nuestras madres estaban esperándonos en la cuesta del porvenir con el alpargate en la mano. ¡Madre mía! cuanto tiempo ha pasado de aquello, parece tan lejos que a veces pienso que me hago mayor, que me hago viejo. Pero luego escucho a mi hija que tiene 4 años decirme: ¡Papi, te acuerdas cuando era pequeña como jugábamos a esto o lo otro…! Y te das cuenta que en realidad no ha pasado tanto tiempo, que ha pasado muy poco tiempo, que nos queda mucho por vivir, por sentir en Overa, por este sentir de Overa. y me doy cuenta de que el tiempo es relativo, efímero, vulgar y doloroso. ¡Por Dios! ¡odio al tiempo! Lo odio con todas mis fuerzas, me aleja de mi niñez, de los que ya no están… , luego pienso que lo amo, amo al tiempo porque es el lienzo donde construimos nuestras vidas, donde gracias a él estamos aquí ahora escribiendo nuestra historia. Nos debemos a nuestras tradiciones, debemos conservarlas para que nunca se pierdan ya que ellas han llegado a nosotros gracias al bien hacer de nuestros antepasados, con ellas podemos vivir en primera persona lo que sentían nuestros antecesores en sus carnes y eso es muy grande ya que nos permite viajar en el tiempo. Me considero muy de Overa, siempre siento Overa en lo más profundo de mi corazón, aquí tuve mi primer beso, mi primera caricia… pero también me siento de Huércal-Overa porque mi padre era de Huércal y mi madre es de Overa. Le propuse a mi esposa que experimentase el sentir de Overa, ella no lo dudó, sé que veía que mi mirada era verdadera e iría conmigo hasta el final, porque me ama y me ha dado lo más grande que tenemos en nuestra vida, nuestra hija, Alba. No fue al alba sino al atardecer de septiembre del año pasado cuando aterrice de nuevo en Overa, para sentir en Overa, pero esta vez lo hice acompañado de mi familia y para quedarme con Uds, no sé hasta cuando, lo que sí que sé es que el odiado y amado tiempo lo dirá. Señores y Señoras, Viva Overa, viva la vida y Viva la virgen de la Soledad!!

miércoles, 8 de agosto de 2018

Milagro en La Salailla por Cata B. Pardo


Milagro en La Salailla

       Érase una vez, un pastor llamado Pepe. En su rebaño tenía varios carneros, un perro y, sobre todo, muchas ovejas. Vivía junto a su rebaño en un cortijo en lo alto del monte, junto a La Salailla. Un día, mientras daba de comer a los animales, escucho un ruido extraño. Siguiendo ese sonido tan peculiar, dio con una oveja. Era una de las más jóvenes. Su pelaje era blanco con manchas negras, el pastor le había puesto el nombre de “Vaquita” por esto. Era su preferida. Se quedó mirándola un buen rato, hasta que de pronto…

- ¡Hola! – dijo el animal.

- ¿A-acabas d-de hablar? – pregunto Pepe perplejo.

- Eso creo – respondió Vaquita entre risas.

     El pastor pensó en lo que había sucedido durante todo el día, las últimas semanas, todos los meses: trabajo y más trabajo. Finamente, decidió vender a la oveja en el mercado.

-  Con el dinero que gane, será suficiente para no tener que trabajar nunca más – pensó.

       A primera hora del día siguiente, el pastor y Vaquita estaban camino al pueblo. Era lunes y, por tanto, mercado de ganado en Huércal.  Por más que la oveja se lo rogó, Pepe seguía convencido de querer venderla. En cuanto llegó les contó a todos lo que el animal podía hacer, pero como éste no decía ni una palabra, lo tomaron por loco y le dijeron que se fuera a casa.

- ¿Por qué lo has hecho? – pregunto el pastor de camino al cortijo.

- Por que estabas tan cegado por el egoísmo que ni respetaste mi decisión de que no me vendieras – dijo la oveja.

Volvieron a La Salailla y Pepe agradeció la lección y la compañía de Vaquita por toda su vida.



Moraleja: El egoísmo y la avaricia son malos consejeros…


PD: Cata B. Pardo es una joven escritora de Overa de 11 años, con raíces a ambos lados del río. Una enamorada de Overa comprometida con la recuperación de su patrimonio, su presente y su futuro...